10 cosas que no hay que perderse en BERLÍN

Cualquier viajero amante de Europa sabe que Berlín es una de las “obligadas” pero, si encima te gusta la historia o te has atrevido a leer El umbral de la eternidad de Kent Follet, la ciudad se convierte en el escenario de una auténtica película. 

Las visitas a capitales europeas solemos planificarlas para fines de semana o algún puente. Saco un vuelo y me pongo a planificar esos 3 o 4 días. ¿Y qué me pasa siempre? ¡Pues que al final me falta tiempo! Así que, aunque en Berlín hay mil cosas que ver o hacer, aquí dejo mi lista de 10 imprescindibles, ¿cuál sería la vuestra?

1. Puerta de Brandenburgo.

Mola verla de día y también de noche, iluminada. Si cruzáis la puerta, entráis en unos jardines enormes, donde encontraréis a mano derecha el Reichstag Building, lugar de reunión del Parlamento alemán. El edificio en sí está muy chulo, es muy de la Alemania Imperial. Si continuáis por los jardines en dirección recta, veréis, a unos 2 km (sí, son enormes), la Columna de la Victoria. Se puede subir a ella. Nosotras cogimos una bici circular (sí,sí, circular), en la que casi que no pedaleábamos porque lo hacía el chico que la dirigía, que nos dio la vuelta por los jardines.

Puerta de Brandenburgo.

Puerta de Brandenburgo.

Bici circular con la que dimos el paseo.

Bici circular con la que dimos el paseo.

Vistas desde lo alto de la Columna de la Victoria.

Vistas desde lo alto de la Columna de la Victoria.

Columna de la Victoria.

Columna de la Victoria.

2. El muro de Berlín

Aunque en la ciudad puedes encontrar trozos de muro, los más famosos (los que están pintados), están a las afueras. Yo no pude ir (me lo dejo para la próxima), ¡¡pero deben estar muuuuy chulos!! En los mismos muros es donde se encuentra la East Side Gallery, donde se pueden admirar obras de arte con las que artistas internacionales expresaron su alegría tras la caída del muro en 1989. La mejor manera de recorrerlos es empezar en la estación de tren de y dirigirte hacia la calle Warschauer Straße.

Pero, aunque vayáis a ver estos, no os perdáis algunos trozos de los que hay por el centro, pues en estos se ve más realmente cómo era y cómo había doble muro separado unos metros. Además, la zona por donde pasaba el muro está señalizada por toda la ciudad, tal y como se puede ver en la foto.

Lugar por donde pasaba el muro de Berlín.

Lugar por donde pasaba el muro de Berlín.

Uno de los trozos de muro que podemos encontrar por la ciudad.

Uno de los trozos de muro que podemos encontrar por la ciudad.

3. Checkpoint Charlie

Es, junto con la puerta de Brandeburgo, uno de los puntos de paso que tenía la ciudad para poder ir de una parte a otra cuando estaba separada por el muro de Berlín. Este punto es el único que se mantiene, a “modo turista”, y te muestra cómo era el paso por entonces. Se puede ver desde ambos lados y, justo en el paso, un guardia permite hacerte fotos con él.

Chekpoint Charlie, uno de los lugares de paso de una zona a otra de la ciudad.

Chekpoint Charlie, uno de los lugares de paso de una zona a otra de la ciudad.

4. Memorial a los judíos (o del holocausto)

En sí es bastante feo, parecen muchas lápidas juntas. Pero cuando te metes entremedias vas cambiando de altura porque el suelo se va haciendo más profundo y los bloques llegan a ser más altos que tú. A mí me impresionó mucho el “perderme” un poco por ahí. Saber el significado de esos bloques y estar como en una especie de laberinto hizo que sintiera escalofríos (también decir que empezaba a oscurecer…). 

Memorial del holocausto.

Memorial del holocausto.

Memorial del holocausto.

Memorial del holocausto.

5. Calle Unter den Linden

Hotel Adlon.

Hotel Adlon.

Desde la Puerta de Brandenburgo hacia el otro lado (opuesto a los jardines Tiergarten), sale la calle Unter den Linden. Es la calle más conocida de la ciudad y une la Puerta de Brandenburgo con la Isla de los Museos. Aquí hay tiendas y cafeterías para hacer algunas paradas. El centro es un paseo de árboles que en Navidad los decoran con luces. 

Curiosidad friki de las que me gustan a mí… Si te pones frente a la Puerta de Brandenburgo, mirándola de frente, a tu mano izquierda hay un hotel (Adlon), justo donde empieza la calle Under den Linden. En ese hotel fue donde Michael Jackson sacó a su hijo de bebé por fuera de la barandilla (las imágenes son muy famosas) y fue muy criticado por eso.

Recorriedo la calle, os encontraréis el edificio de la Nueva Guardia. Fue construido en 1918 para conmemorar la derrota sobre las tropas napoleónicas y celebrar la liberación de Berlín. Dentro, hay una conmovedora escultura de una mujer que sostiene en sus brazos el cuerpo sin vida de su hijo. La escultura, que se encuentra situada bajo una gran abertura en el techo, expuesta a las inclemencias meteorológicas, soportando el frío y la lluvia, representa el sufrimiento del pueblo.

6. Isla de los Museos

En Berlín hay mogollón de museos, pues en la época del Muro, las dos partes comunista y occidental luchaban para que su zona fuera la mejor y se liaron a construir museos. No sé cómo seréis de visitar museos cuando viajáis, yo solo entro si dentro sé que hay algo que me interesa. Aquí, con la gran cantidad de museos que hay, es imposible no entrar en alguno. Si yo tengo que elegir, me quedo con el Museo del Pérgamo. Me encantó cuando lo visité y cuando vuelva volveré a entrar sin duda. El altar del Pérgamo es impresionante y solo por él merece la pena los 12 pavacos que vale la entrada (la mitad si alguno tenéis el carnet de estudiante). 

Otra visita “casi obligada” en cuanto a museos se refiere es la del Museo Egipcio de Berlín, donde podréis ver el busto de Nefertiti, del año 1330 a.C. La entrada son unos 10 euros pero, si tenéis pensado visitar varios museos, siempre podéis sacaros la Museumspass,  que puede utilizarse durante tres días consecutivos y tiene un precio de 24 euros, 12 para los estudiantes.

Isla de los museos.

Isla de los museos.

El impresionante altar.

El impresionante altar.

7. Catedral de Berlín

Se trata de una iglesia evangélica. El edificio de la catedral fue construido entre los años 1894 y 1905 sobre los cimientos de una pequeña catedral barroca de 1747. Se puede subir a la cúpula y dicen que las vistas molan mucho. La entrada cuesta unos 7 euros. Al otro lado, el Palacio Real, estaba en obras cuando fui, como gran parte de esta zona.

Catedral de Berlín.

Catedral de Berlín.

Catedral de Berlín.

Catedral de Berlín.

8. Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm

Esta iglesia está algo retirada de todo lo demás. Es una iglesia en ruinas que quedó así por los bombardeos de la II Guerra Mundial. Cuando acabó la guerra y quisieron terminar de destruirla, los ciudadanos se opusieron y desde entonces se conserva así como monumento conmemorativo.

Cúpula de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm.

Cúpula de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm.

9. Visita a búnkeres

Yo aquí en los búnkeres no estuve, pero buscando cosillas lo he encontrado y puede estar guay. Se trata del museo Underwelten Museum. En Berlín tratan de no hablar mucho de Hitler, no les gusta mucho recordar esa parte de la historia (normal) y, de las pocas cosas que encontré sobre él en la ciudad, fue una placa donde ponía que justo debajo estaba el búnker donde él se escondió.

10. Campo de Concentración Sachsenhausen

Como gran seguidora de la historia no podía faltar en a lista el campo de concentración. Aunque en este no he estado, si lo he hecho en Auschwitz (Polonia) y en Terezín (República Checa). No encuentro palabras para describir lo que se siente en esos lugares, mejor descubrirlos por uno mismo. Porque no hay nada mejor que conocer la historia para no repetirla. Muchas operadoras ofrecen tours donde te llevan y te traen con la visita guiada incluida.

Este es mi top 10 de imprescindibles en Berlín, ¿coincide con el tuyo?

Berlín.

Berlín.

Maki
Maki
Mi pasión por los viajes comenzó allá por el 2008. Aunque antes había salido de España en los típicos viajes de estudios, fue cuando empecé a viajar con mi querido Lado Oscuro (mis amigas de la universidad) cuando esto se convirtió en un “no poder parar”. Desde entonces, viajar se ha convertido en una adicción y, aunque lo compagino con mi otra gran pasión, la enseñanza.

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